El humor contra la muerte

Esta semana mi hermano se ha operado de la miopía, por lo que ya no es un gafotas.Y me jode, porque ya no tengo nada contra él. En plan cosas que le pueda echar en cara.

El caso es que la operación de la vista de un poco miedo. Te hacen firmar formularios en los que dicen que si te dejan ciego, te jodes, con lo que aunque no sea probable, dejan esa posibilidad abierta. Así que mientras le deseaba suerte por whatsapp, casi escribo «si te quedas ciego te iré a leer todas las tardes». Me parecía lo correcto. Me parecía divertido. Pero no lo puse porque pensé que sería de mal gusto, y le pondría nervioso. Pensé en poner luego «bueno, si te quedas ciego, así no tienes que volver a Andrea». Andrea es su novia. Por lo que era divertido. Pero tampoco lo hice.

Luego me pregunté por qué tenía la necesidad de bromear en ese momento. No era por joderle, sin duda. Era porque yo estaba aterrorizado ante la posibilidad de que le pudiera pasar. Y si por lo menos podemos bromear con ese escenario, siento que reduzco la tensión. Aunque en mi experiencia diaria, cuando hago cosas así, la gente no reduce la tensión, sino que se enfada conmigo. Y no lo entiendo mucho.

La gente siempre habla del humor negro, del humor jodido, y retorcido, como un elemento de provocación. No me interesa ese elemento. Otros lo utilizan como herramienta para romper tabúes y atacar el poder. Tampoco me interesa ese elemento. Los tabúes ya están rotos, no estamos en los 1960. Ni en 1560. No estás siendo un héroe por decir burradas, solo estás insultando de gratis. Esos tiempos ya pasaron, y las personas que pagaron con sus vidas por abrir esos caminos deben de ser respetadas. Desde Lutero hasta Lenny Bruce. Tú y yo no somos uno de ellos.

Yo uso el humor negro para combatir la antusgia de existir. Cosas horribles pueden pasar todo el rato. De hecho, van a pasar. Todas las personas que conoces van a morir, muy posiblemente de forma agónica e inesperada. Lo cual es más grave todavía que el hecho de que tú mismo vayas a morir de forma agónica e inesperada, y los que estén en tu vida en ese momento, tendrán que comérselo. La vida puede pasar de algo manejable a algo insoportable en el tiempo que dura un latido de corazón.

Por eso yo utilizo, desde pequeño, aunque no sabía por qué lo hacía entonces, el humor más negro, retorcido y chungo que puedes encontrar. Porque creo, que si imaginamos la peor situación posible, y aún así conseguimos reirnos de ella, entonces, si nos sobreviene, podremos con ella. Sea lo sea lo que pueda pasar, si podemos reírnos, podremos soportarlo. Ese es el propósito de la comedia para mí. Esos son los límites del humor. El humor es la herramienta para acabar con el miedo. Se puede hablar de cualquier tema, si hacerlo alivia.

Mi hermano está bien, por cierto. Me acabo de acordar, según escribo esto, que cuando yo tenía ocho años, y empecé a tener miedos muy diversos por la noche que hacían que mi madre tuviera que dormir conmigo, costumbre que mantenemos hasta hoy. Qué pasa. Cada uno a su ritmo.

Uno de ellos era despertarme al día siguiente completamente ciego. Por lo que encendía la lamparita de leer al lado de la cama, y miraba la esfera de mi reloj, para recordarla para siempre, memorizarla, en caso de que la vista me fallase al día siguiente. Y luego otros elementos de la habitación. Al rato, presa del miedo, me iba al cuarto de mi hermano, que tenía cinco años o así, y encendía discretamente la luz, y le miraba, memorizando los rasgos de su pequeña cara estúpida, para recordarlos el resto de mi vida, porque a esas alturas de la noche, era una certeza para mí que al día siguiente me levantaría completamente ciego. Treinta años después, solo tengo un poco de astigmatismo.

Querido hermano, sigues siendo un gilipollas con gafas o sin gafas, pero créeme que hubiera ido a leerte todos los días el libro de Barbijaputa, si el cirujano hubiera estado un poco resacoso y te hubiera metido el bisturí hasta el nervio óptico. Es más, estoy por ir a leerte a casa todos los días anyways, a ver si espabilas un poco, que estás un poco verde.

Y a continuación, un chiste sobre terrorismo islámico.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *